Si algo me caracteriza en cuanto al amor, es, mi sensatez, madurez y saber estar.
Nunca he sido una persona alocada y promiscua en ese sentido.
Siempre he usado la cabeza y tomado las decisiones mas razonables.
Pero aun hay algo que se me atraviesa, y eso son mis expectativas.
A lo largo de mi vida, solo he sentido la llamada del amor dos veces, la primera fue, cuando solo era una niña, tendría unos 13 años.
Era una época en lo que yo empecé a "transformarme" , y no para bien, los prejuicios y malas influencias se adueñaron de mi persona y empezaron a hacer estragos conmigo.
Quizás yo lo podría haber parado, pero, la situación en la que estaba no me lo permitió.
Era un sentimiento muy grande el que yo tenía hacia esa persona, pero, sabia desde un principio, que era imposible.
Había demasiados prejuicios hacia mi persona, como para que alguien se fijara en mi, y menos, él.
Por lo que desde un principio, no me cree ninguna expectativa seria, sabia cual era mi lugar, y ese era, estar al margen.
A veces, en mis momentos de soledad, me gustaba imaginarme, que esa persona se fijaba en mi, o que entablábamos una conversación y en ella bromeábamos.
Pero después, lo pensaba seriamente, y veía que era una estupidez.
Pasaron muchísimos años, sin yo volver a fijarme en alguien, pero por desgracia volví, otra vez a caer.
La verdad, es que, el sentimiento era muchísimo mas fuerte, nunca había querido tanto a alguien que no fuera de mi entorno, ni tampoco me había preocupado e interesado tanto, como por esa persona.
Cuando le veía triste, yo también me entristecía, cuando estaba feliz yo también lo estaba.
Nunca tuve el valor, de preguntarle como estaba, pero solo con mirarle, lo sabía.
Yo me limitaba a mirarle y poco mas, aun seguía con mis prejuicios e inseguridades, la verdad, es que, hasta hace menos de medio año, no ha sido cuando he empezado a salir de esa burbuja que me envolvía, y que me hacia insegura e incluso mala persona en ocasiones.
Por desgracia, ese cambio, no sirvió de mucho, porque, ya daba igual, ya había perdido por completo a esa persona, ya sabía que no se iba a fijar en mi.
Pero, por alguna extraña razón empecé a esperanzarme de nuevo.
Empecé a llenarme de ilusiones y esperanzas, a imaginarme mil cosas y sobre todo a llenarme de expectativas, que me cegaron por completo.
Con solo ver la sonrisa de esa persona o que tuviera la simple decencia de saludarme, para mi ya era un motivo de sonreír.
Verle, me transmitía muchas cosas al mismo tiempo, calidez, ganas de hablarle, sonreírle, acercarme a el, pero sobre todo, tenía ganas de que se fijara en mi y me quisiera.
La verdad, es que, si algo tenían es común las dos personas de las que me enamore, era que, no tenían miedo de acercarse a mi.
Los hombres hace años, huían de mi, siempre, por el mismo motivo, los prejuicios y difamaciones que se hacían hacia mi persona.
Desde niña, nunca encaje, nunca me sentí querida ni respetada, por las personas de fuera de mi entorno.
Siempre lleve eso arrastrando conmigo, incluso llegue a pensar, que el fallo era yo, que la culpa de que no encajara, tanto en la escuela como en las actividades extraescolares, era mía, por ser distinta, por ser débil, por no querer hacer daño a nadie, aunque, a años siguientes me comportara de manera distinta, siempre iba a ver, algo en mi, que hacia que no encajara.
A día de hoy, esto sigue igual, pero, me esfuerzo por encajar, sin dejar de ser quien soy.
Para mi el que, se dirigieran a mi como una igual, o entablaran una conversación conmigo, era como algo nuevo, el sentirme como una persona normal era algo, a lo que no estaba acostumbrada.
Por eso, me empecé a encariñar, y después, de ese sentimiento de cariño, vino el amor.
Al primero, pude olvidarle, porque era muy difícil que se fijara en mi, pero al segundo, no puedo sacármele de la cabeza.
Ya ha pasado mucho tiempo, pero aun sigo queriéndolo, sigo pensando en el, sigo imaginándome cosas y sobre todo creándome expectativas.
Por una persona, que se que nunca me va a querer, que se que, jamás yo voy a ser de su atención o interés.
Pero aun sigo amándole, por muchos chicos que a día de hoy este conociendo, no consigo dejar de pensar en el.
Parece increíble que con solo dos palabras y un par de sonrisillas, pudiera llegar a enamorarme tanto de una persona.
La verdad, si lo piensas fríamente, es preocupante, que con solo un par de muestras de atención una persona llegue al extremo de desarrollar tantos sentimientos.
Pero, me es inevitable, no seguir queriéndole.
Casi todas las noches, antes de dormir, pienso en él, en como estará, en si se seguirá acordandose de mi , en si ya habrá encontrado a alguien que lo quiera mas que yo y no le haga de sufrir.
Pero enseguida, rompo a llorar, porque lo mas probable es que ya ni se acuerde de mi nombre, o que ni siquiera se acuerde de nada mío.
Al fin y al cabo, nunca fui nadie trascendental en su vida, simplemente, fui una chica callada y tímida, que a veces lo observaba en silencio.
Pienso que lo mejor seria olvidarle, para poder centrarme mas a fondo en muchas cosas, pero me es imposible.
Porque a cada segundo me acuerdo, y es que no quiero desechar mis sentimientos hacia el. porque por alguna extraña razón, sigo cegada por esas falsas expectativas que yo misma me doy.
Cada día se me viene en mente, la ultima vez que lo vi y lo hable, fue una conversación muy escueta, digna de lo que me merezco, por nunca haberme dado a conocer.
Igual, que muchas veces también pienso, que sería una buena idea encontrármelo por la calle.
Pero pensándolo de nuevo, de que me sirve verlo, si lo único que haría, seria hacer el ridículo, porque no me iban a salir ni las palabras, solo estupideces y mas motivos para odiarme y lamentarme mas, de lo boba que en ocasiones llego a ser.
Por eso, este 14 de febrero, día conocido como : "San Valentin"
Fue un día amargo en ese sentido, me acorde de el, mas que nunca.
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